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PROGRAMA NACIONAL CIENCIA Y JUSTICIA
Adonis Giorgi, un especialista en la medición del impacto ambiental en humedales
Impulsa un encuentro de debate el próximo 5 de junio, sobre la normativa y metodología para el estudio y conservación de los humedales.
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Así como Alicia atravesaba un hoyo e ingresaba en el país de las maravillas, el mundo para el doctor en Ciencias Naturales Adonis Giorgi, investigador principal del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET) y director del Instituto de Ecología y Desarrollo Sustentable (INEDES), se divide entre lo que ve a escala real y lo que puede llegar a vislumbrar a través de su microscopio. “Cuando uno toma una muestra y luego la mira a través del lente ve cosas fabulosas -dice-, descubre un lugar nuevo”.
Lo que Giorgi se dedica a ver a través con esa lente son hongos y protistas. Los protistas son un reino de organismos microscópicos que se encuentran en todas partes y que él estudia en lagos, lagunas, ríos y cursos de agua en vía libre. “Estudiamos qué es lo que la presencia de esos microorganismos cuentan de ese lugar”, explica el científico, que se incorporó al Programa Nacional Ciencia y Justicia para asesorar a la Justicia a través de estudios de impacto ambiental en humedales. Es decir: qué microorganismos se encuentran en humedales. A partir de su presencia, Giorgi puede inferir qué cambios se produjeron en el entorno -construcción de lagunas artificiales, desechos industriales, contaminación. “Algunos los llaman `centinelas`, porque funcionan como indicadores de lo que puede estar sucediendo. Ese juego de escalas a uno le da la posibilidad de encontrar respuestas que de otro modo uno no tendría, ni con el estudio global ni solamente con el microscópico”.
La ruta hacia el tema
“Te metés en otro mundo. Te ponés en el microscopio y te abstraés”, confiesa Giorgi. “A todos los que trabajamos en esto nos pasa lo mismo”. En Argentina, los hongos y protistas fueron muy estudiados: en cada lugar en el que se toman muestras, se encuentran unas doscientas especies de protistas y unas cincuenta de hongos acuáticos. Pero se calcula que solo se conoce el cinco por ciento del total existente. Viven desde épocas inmemoriales y han subsistido a las diferentes eras. De lo que aún se sabe muy poco, es de su ecología: de la relación de estos organismos con el entorno donde se encuentran. “A partir de ahí, el grupo está trabajando en dos miradas: la microscópica -que hacemos a través de recoger muestras de estos microorganismos-, y la mirada de paisaje o de entorno –el estudio del sistema, que implica un salto de escala-“, explica Giorgi.
Su derrotero hasta llegar a esta especialidad fue extenso. Oriundo de Mercedes, estudió biología con orientación ecología en la Universidad Nacional de La Plata (UNLP) y una vez graduado volvió cerca de su lugar de origen. Se radicó en Luján. Allí conoció a quienes serían sus mentores en la investigación científica en microorganismos acuáticos y comenzó a trabajar como docente en la Universidad Nacional de Luján. Durante un tiempo, también cumplió funciones en como Director de Medioambiente de ese municipio. “Esa experiencia fue muy enriquecedora –recuerda-, porque si bien yo sabía mucho de la parte técnica, me encontré con muchos otros aspectos sociales y económicos de los cuales no sabía nada y tuve que aprender”. A partir de ese antecedente, el científico comenzó a virar su investigación, de los microorganismos acuáticos hacia cómo detectar, a través de esos microorganismos presentes en arroyos, ríos y pequeños cuerpos de agua, las disfunciones producidas al ecosistema por erosión, contaminación, pastoreo y otras cuestiones.
Más adelante, se radicó en Barcelona para especializarse en ecología de ríos puntualmente. Al regresar, ingresó a la Carrera del Investigador Científico, trabajó con el grupo de ecofisiología aplicada y, en 2009, conformó el grupo de investigación en ecología de protistas y hongos.
Organismos centinelas de humedales
“En la medida en que conocemos cómo viven los microorganismos en ese pequeño mundo uno se da una idea de qué va a pasar en el futuro. Estos organismos permiten proyectar escenarios”. Lo que Giorgi y su grupo de estudio puede llegar a inferir, son desde cuestiones de uso de suelo, procesos erosivos, si el ganado o la agricultura pueden estar afectando de alguna manera, si hay industrias o si la misma ciudad está teniendo un efecto en el agua.
Así fue como llegó al Programa Ciencia y Justicia. Por la demanda de distintos jueces, que pedían pistas a peritos sobre el impacto de diferentes actividades urbanas sobre humedales.
Pero, ¿qué son los humedales? Según la Convención Ramsar –convención relativa a los humedales de importancia internacional- no son solo tierra húmeda, sino todos los cuerpos de agua menores a seis metros de profundidad: ello incluye arroyos, la mayor parte de las lagunas, las costas marinas. Pero en Argentina, qué es humedal no está definido. Solo hay un proyecto de ley que está en discusión es la Ley de Humedales –y ya tiene media sanción-. “Esa legislación discute este concepto: qué cuerpos de agua son humedales y cómo legislar para conservarlos”.
Los humedales mantienen la biodiversidad de una gran cantidad de animales y vegetales, además de los protistas: captan dióxido de carbono, producen oxígeno. Si algo -una edificación, un country- se construye sobre un humedal, tendrá como es previsible más riesgo de inundarse. Y se dice de la provincia de Buenos Aires, que es un gran humedal: la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, por ejemplo, está construida sobre un mapa de arroyos.
Entonces, según explica Giorgi, una vez definidos los humedales, el paso siguiente podrá ser legislar sobre ellos. Los estudios de impacto ambiental sobre los humedales, de posibles urbanizaciones por ejemplo, podrían ayudar a una mejor planificación. “En este sentido es que el Programa de Ciencia y Justicia nos consulta a un grupo de especialistas de distintas universidades sobre cómo evaluar el impacto de los efectos que están produciendo distintas actividades sobre el conjunto de humedales aluviales”. Los estudios pueden tardar entre tres meses y un año, según la complejidad del caso.
A partir de esas inquietudes y la incipiente legislación –que también propone cuestiones como hacer un inventario de humedales, lo que llevaría muchos años y “me pregunto si en cinco años existirían los mismos humedales que tenemos hoy”, reflexiona Adonis-, el próximo 5 de junio el científico encabezará un encuentro de debate en la Universidad Nacional de Luján, sobre la normativa y la metodología para el estudio y conservación de los humedales, organizado por el INEDES y el Centro de Interpretación Laguna de Lobos (CIALL), con tres mesas redondas y múltiples invitados, desde especialistas, productores, inversores, académicos, hasta habitantes de las zonas afectadas.
“Los micromundos muchas veces describen lo que está pasando mucho mejor que como lo vemos nosotros. Por ejemplo, en una laguna de cien hectáreas, desde una imagen satelital se ven organismos flotantes, pero no se ve la acidez del agua ni los organismos microscópicos. O si no tiene organismos, eso también es un indicio de que pasa algo”, concluye Adonis. “El ambiente no es solo una externalidad sino una internalidad: es algo que se debe considerar en el proceso productivo, porque si no lo consideramos, después nos va a jugar una mala pasada”.
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Jornada de Encuentro y Debate Los humedales: normativa y metodología para su estudio y conservación